Cuando empecé a navegar en Vigo con Cholo Armada, dejabamos muchas tardes en las aguas de la ría de Vigo. Entrenábamos prácticamente la totalidad de los días solos. Recuerdo con nitidez uno de los primeros días de entreno con él. Salíamos con el snipe chuvias de su astillero en Bouzas, hacia la ría de Vigo. Allí, según el viento, hacíamos diversos recorridos. Ese día vimos un barco a lo lejos que venía del otro lado de la ría. Nos dirigimos hacia él, y él también venía navegando hacia nosotros, ambos al través. Finalmente nos encontramos... era Fernando Masso, uno de los contrincantes sempiternos de Cholo que retomaba la navegación después de años en dique seco. Tal cual nos acercamos, tal cual nos volvimos a alejar. Eso no fue tan solo una anécdota, era la dinámica de entonces: "no se compartían ni los entrenos". Algo similar ocurrió cuando empecé a salir en Soling con Fernando León. En los inicios también estaba navegando Toño Gorosteguí, pero cuando coincidíamos en el agua, la dinámica era que siempre escapaba de nosotros. Gracias a Dios, no todos fueron así en el camino del aprendizaje de la vela. En el camino siempre te encuentras con grandes regatistas que están dispuestos a contarte todo lo que saben, les preguntas y responden, y si quieres probar velocidad con ellos lo hacen, incluso te dan consejos jugándose que al día siguiente estés más cerca de ellos en la línea de llegada. Esos regatistas crecen, cuando hacen crecer a los que están a su alrededor. Esos son los que ganan las regatas hoy y las siguen ganando mañana. Porque la filosofía de compartir hace mejorar a todos. La filosofía de cerrarse y guardarlo todo para uno, quizás te permita mantenerte delante de los que están a tu lado, pero te hace estancarte a ti y a tu entorno. Y acaba en una dinámica de desaliento y poco futuro. Una de las satisfacciones del deporte y sobre todo de la vela, donde el contacto con los contrincantes es tan estrecho, nace de compartir: compartir las regatas, compartir los errores y los aciertos, compartir los consejos de otros, compartir la alegría del triunfo y el desaliento de la derrota. compartir la cerveza tras la regata, compartir los proyectos e ilusiones. Nunca tengáis miedo de compartir vuestros conocimientos e información, os hará más sabios. Recuerdo la frase que mis hijos de pequeños traían aprendida del cole: "Compartir es vivir".
jueves, 15 de diciembre de 2011
Compartir es vivir
Cuando empecé a navegar en Vigo con Cholo Armada, dejabamos muchas tardes en las aguas de la ría de Vigo. Entrenábamos prácticamente la totalidad de los días solos. Recuerdo con nitidez uno de los primeros días de entreno con él. Salíamos con el snipe chuvias de su astillero en Bouzas, hacia la ría de Vigo. Allí, según el viento, hacíamos diversos recorridos. Ese día vimos un barco a lo lejos que venía del otro lado de la ría. Nos dirigimos hacia él, y él también venía navegando hacia nosotros, ambos al través. Finalmente nos encontramos... era Fernando Masso, uno de los contrincantes sempiternos de Cholo que retomaba la navegación después de años en dique seco. Tal cual nos acercamos, tal cual nos volvimos a alejar. Eso no fue tan solo una anécdota, era la dinámica de entonces: "no se compartían ni los entrenos". Algo similar ocurrió cuando empecé a salir en Soling con Fernando León. En los inicios también estaba navegando Toño Gorosteguí, pero cuando coincidíamos en el agua, la dinámica era que siempre escapaba de nosotros. Gracias a Dios, no todos fueron así en el camino del aprendizaje de la vela. En el camino siempre te encuentras con grandes regatistas que están dispuestos a contarte todo lo que saben, les preguntas y responden, y si quieres probar velocidad con ellos lo hacen, incluso te dan consejos jugándose que al día siguiente estés más cerca de ellos en la línea de llegada. Esos regatistas crecen, cuando hacen crecer a los que están a su alrededor. Esos son los que ganan las regatas hoy y las siguen ganando mañana. Porque la filosofía de compartir hace mejorar a todos. La filosofía de cerrarse y guardarlo todo para uno, quizás te permita mantenerte delante de los que están a tu lado, pero te hace estancarte a ti y a tu entorno. Y acaba en una dinámica de desaliento y poco futuro. Una de las satisfacciones del deporte y sobre todo de la vela, donde el contacto con los contrincantes es tan estrecho, nace de compartir: compartir las regatas, compartir los errores y los aciertos, compartir los consejos de otros, compartir la alegría del triunfo y el desaliento de la derrota. compartir la cerveza tras la regata, compartir los proyectos e ilusiones. Nunca tengáis miedo de compartir vuestros conocimientos e información, os hará más sabios. Recuerdo la frase que mis hijos de pequeños traían aprendida del cole: "Compartir es vivir".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola Alfredo!
ResponderEliminarEsto que comentas en tu estupendo blog es precísamente uno de los principales motivos de lo que yo hago en el mío. Este deporte, al ser tan técnico, está rodedado de un halo de secretismo que a medida que entras poco a poco se va impregnando en todo. Es muy difícil acceder a información publicada y especializada en la técnica de la vela.
Un saludo. LT
Los tontos solo aprenden de los que saben más que ellos. Los sabios aprenden de todos. No sé si alquien a dicho alguna vez esta frase, pero hoy la escribo yo. Un abrazo, felicidades por tu blog porque tiene aire fresco, rachas simpáticas y auténtico fuerza de temporal.
ResponderEliminar