jueves, 3 de septiembre de 2015

Un buen culo



Este video de Jenifer Lopez demuestra que si tienes algo que no es lo que se lleva y haces de ello tu sello: te fortaleces y consigues sacar partido de lo que a priori parecería lo peor de ti.
Esta bien copiar de los que saben y están delante. Pero siempre hay un límite, hay cosas que no podemos cambiar: nuestro físico, nuestro estilo, nuestro carácter…. saber sacarle partido para que eso que creemos que es un freno sea precisamente un elemento distintivo que nos de orgullo y nos sirva para avanzar en una dirección propia y única es el mejor truco de magia que podemos hacer en nuestra vida.
No soy mago para poder hacer magia con la vida de los demás, pero cada uno de nosotros es mago, para hacer magia con su propia vida.

martes, 1 de septiembre de 2015

La comodidad del error reconocido


La pasada semana, estuvimos navegando en el Bisc del Forum, inicialmente éramos 5 "Laser", 3 velas radiales y 2 velas standar, (yo standard). Soplaba un viento de 16 a 18 nudos, donde empiezas a trimar para quitar potencia a la vela aplanándola lo más posible. Las herramientas para aplanar:
  • Cazar pujamen o pajarín, para quitar bolsa a la vela en su parte baja
  • Cazar contra para flexar el palo, y mantenerlo así cuando sueltas escota
  • Cazar cunninghan para forzar la flexion del palo, desplazar la bolsa de la vela a proa y abrir baluma
Los 5 barcos probábamos velocidad, enseguida me di cuenta de que no tenía la velocidad que hubiera esperado y deseado, caminaba un poco más veloz que ellos, pero no lo suficiente. Retrimé el barco intentando aplanar más la vela, pero me di cuenta que había aparejado el cunninghan tal como aparece en la foto, cada uno de los tiros por un lado de la botavara, esto hace que el ollado de la vela toque la botavara y sea inútil tensar más el cabo del cunninghan porque no se consigue que baje más. La botavara hace de tope.
Lo podía solucionar: Si; implicaba un pequeño esfuerzo, apenas 2, 3 minutos en una posición incómoda con el viento que hacía. Se trataba de pasar toda la desmultiplicación del cunninghan por uno de os lados de la botavara permitiendo de esta manera tensarlo mucho más. No lo hice: continué navegando igual.

Era consciente de mi error, que a buen seguro me haría mejorar la velocidad del barco y la efectividad del entreno, pero por dejadez, por escuchar más a la pereza de mi cuerpo que a la claridad de mi cabeza, no hice nada y continué manteniendo mal aparejado el cabo del cunninghan y para compensarlo cazé más el pujaren para poder aguantar la escora del barco. Seguí sin mejorar.

Al cabo de una hora, se agregó al entreno un nuevo barco standard, Leandro. Caminaba descaradamente más rápido, se acercó y me dijo:
- Llevas muy cazado el pajarín (pujaren).
- Lo sé, le dije pero no puedo cazar más el cunninghan, con lo que me veo abocado a cazar el pajarín, pero espera, lo cambiaré.
Ya llevaba 2 horas navegando, estaba cansado, pero su comentario y la diferencia de velocidad, me dieron la fuerza de cambiar el aparejo. Tardé más de lo previsto, unos 5 minutos, pero lo hice.

Volvimos a probar; Cazé mucho más el cunninghan y solté el pajarín, era otro barco, más suave, el palo más flexado, y el barco más potente pasando con alegría una incómoda ola gracias a poderle dar más bolsa al pajarín.
Leandro que tiene una muy buena velocidad con viento, se mantenía en esta nueva prueba con una velocidad similar a la mía.

Esta historia es la historia de muchos propios errores que cometenmos en todos lo ámbitos: en el trabajo y en las relaciones personales. Errores de los que somos perfectamente conscientes, pero que por no dedicarles un poco de tiempo y esfuerzo en subsanarlos, los mantenemos en nuestro día a día. Hasta que de repente llega alguien que te dice lo que ya sabes, y es con suerte, que comiéndote tu vanidad y pereza, enmiendas entonces el error, y te llamas a ti mismo estúpido por no haberlo eliminado antes. 
  
Si esos pequeños errores los vas acumulando acaban en rutinas y procesos que son muy difíciles de erradicar.